Cuatro años después, Wizards of the Coast (la editorial americana) retoma la serie y publica su cuarto libro, El Príncipe de las Mentiras, escrito por James Lowder. Han transcurrido diez años desde que dejamos atrás a Kelemvor, Adon, Cyric y Medianoche. Un par de ellos han alcanzado el rango de divinidad (por su participación en la recuperación de las Tablas, cada uno a su manera), y debido a ello, la novela es un vistazo en profundidad al panteón faerunio. Cyric, convertido en el Príncipe de las Mentiras, busca un modo de hacerse con todos los fieles que pueda para su iglesia (el poder de un dios depende de la cantidad de fieles, llegando incluso a desaparecer si no tuviera ninguno). Para ello obliga a un buen montón de escribas de Zhentil Keep (principal lugar de donde quiere atribuirse dichos fieles) a que redacten una vida que no es la suya, puesto que reniega de la anterior y se avergüenza de ello. El Cyrinishad será la herramienta mediante la que ganar fieles, si con ello significa que mueran cientos de escribas en el intento, y las consecuencias de su lectura sean poco saludables, puesto que poco importa esto al Príncipe de las Mentiras. Además, por otro lado busca desesperadamente a su antiguo amigo Kelemvor, para someterlo a tormentos inimaginables, ya que hace mucho tiempo salvó a Cyric de unos gigantes que custodiaban el poderoso Anillo del Invierno.
No deja de faltar un montón de mitología (el Perro del Caos, el Hades, el muro, el río Slith...), trasfondo propio del mundo y recursos del género fantástico (no deja de faltar la espada mágica, Godsbane, dando mucho de qué hablar) así como revelaciones sobre las creencias que se tiene en vida respecto a lo que hay más allá de la muerte. Además, el autor nos da una visión bastante buena de lo dura que es la ciudad de Zhentil Keep (o Alcázar Zhentil, o de Zhentil, depende de la traducción), sus calles, sus habitantes, su ambiente... un lugar terriblemente peligroso, y no solamente por el poder de la Iglesia, sino por los propios habitantes, forzados a vivir mediante el hurto y la traición, donde el asesinato está a la orden del día. En general es una novela que marca un buen punto de inflexión dentro del mundo (tanto divino como terrenal), ya que los acontecimientos le afectan en gran medida.
El Príncipe de las Mentiras es una de las novelas imprescindibles dentro de la colección de "Reinos Olvidados", por sus personajes, por la construcción de la trama, por las referencias mitológicas y religiosas (como casi todo en la serie, ya que Ed Greenwood, su creador, tomó muchísimos referentes reales para dioses, criaturas y lugares). Hay montones de escenas memorables, como el inicio con las desventuras de Gwydion el Veloz, las tribulaciones de Rinda la escriba, ciertas actuaciones del orco Vrakk, o esa escena con títeres donde se nos cuenta de forma breve los tres primeros libros de la serie. Por tanto, supone una novela obligatoria para el fan de "Reinos Olvidados" (e incluso para el seguidor de Planescape) o para quien quiera disfrutar de una buena novela dejando de lado todas las cavilaciones de nuestra rutina diaria. Continúa la historia en El Crisol. El Juicio de Cyric el Loco, donde se dará a conocer la conclusión de ciertos acontecimientos aquí narrados...
4 comentarios
Curioso cuanto menos que parece que tenemos un amigo en común, Antonio Campos (de Valencia) que me ha mencionado este blog de un amigo suyo y que ya conocía desde hacía tiempo que me hice seguidor.
Algunos si que tenemos la edición original de Timun Mas jejeje ventajas de la edad. Imprescindible.
Saludos
Anda, Toni. xDDDD Pues sí, parece que tenemos un amigo en común, mira por donde, las casualidades existen. xD
De la edición de Timun Mas... lo que pasa es que yo me compré la edición de Altaya porque salía reeditada la trilogía original de "Avatar" con las nuevas portadas esdtadounidenses, y claro, quería el mismo formato en la pentalogía. Aparte de que era mucho más barato, claro.
El libro es una pasada, aunque al principio me chocó el cambio de estilo respecto a la trilogía principal.
El Crisol me pareció algo más ameno y con más acción, pero en general, los dos se complementan muy bien. Una pena que no tengamos más novelas con los dioses como protagonistas.
No tardaré mucho en leerme el siguiente libro.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.